Por Sergio Terrasa
Ese Jaime
que todos creen que fue al mismo colegio
y tuvo la misma maestra que don Héctor Gagliardi.
Ese mismo,
que hace más de un década
y con la complicidad de sus "Clones de Roberto Grela” vestidos de negro
convierte a cualquier cantor de esquina
en Zorzal o Calandria.
Ese que,
sin pedirlo explícitamente,
es capaz de callar los murmullos de la concurrencia
y lograr silencio para sus cantores,
haciéndoles sentir que fueron ellos mismos y solitos
quienes se lo ganaron.
Ese Jaime,
que transforma miedo escénico en gran experiencia
y desafinaciones en aplausos.
Ese Amado Jaime
que recita unos versos de Nervo que nos hacen sentir "En Paz"
y que pertenecen al primer poema que me conmovió de pibe
cuando me lo hizo conocer mi vieja
porque había salido publicado en la revista la Billiken.
Ese Jaime,
que sin buscar otra ganancia que el cariño,
ha contribuido enormemente:
a que subsista y se multiplique
el oficio del músico acompañante de tango,
a que éstos maestros puedan parar la olla,
a que nuestro Tango se mantenga vivo,
a que se encuentren muchas soledades y se haga más llevadero el día a día,
y a que unos cuantos atorrantes
nos demos el gusto de cantar unos tanguitos.
Sí...
seguramente estamos hablando del mismo Jaime,
ese que tiene el corazón y los bolsillos
llenos de Tango...
Ese Jaime
que todos creen que fue al mismo colegio
y tuvo la misma maestra que don Héctor Gagliardi.
Ese mismo,
que hace más de un década
y con la complicidad de sus "Clones de Roberto Grela” vestidos de negro
convierte a cualquier cantor de esquina
en Zorzal o Calandria.
Ese que,
sin pedirlo explícitamente,
es capaz de callar los murmullos de la concurrencia
y lograr silencio para sus cantores,
haciéndoles sentir que fueron ellos mismos y solitos
quienes se lo ganaron.
Ese Jaime,
que transforma miedo escénico en gran experiencia
y desafinaciones en aplausos.
Ese Amado Jaime
que recita unos versos de Nervo que nos hacen sentir "En Paz"
y que pertenecen al primer poema que me conmovió de pibe
cuando me lo hizo conocer mi vieja
porque había salido publicado en la revista la Billiken.
Ese Jaime,
que sin buscar otra ganancia que el cariño,
ha contribuido enormemente:
a que subsista y se multiplique
el oficio del músico acompañante de tango,
a que éstos maestros puedan parar la olla,
a que nuestro Tango se mantenga vivo,
a que se encuentren muchas soledades y se haga más llevadero el día a día,
y a que unos cuantos atorrantes
nos demos el gusto de cantar unos tanguitos.
Sí...
seguramente estamos hablando del mismo Jaime,
ese que tiene el corazón y los bolsillos
llenos de Tango...
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